viernes, 22 de mayo de 2015

TENÍA UN BUEN TRABAJO PERO QUERÍA MI NEGOCIO PROPIO

Las hamburguesas de pollo deshilachado son sus favoritas y “sufría horrores” cada vez que llegaba a
una sanguchería y tenía que conformarse con el hot dog o el chorizo porque el insumo principal ya se había acabado, cuenta Flavio Rojas
Fue en 2007, mientras seguía la carrera de Economía en la Universidad de Lima, cuando se le ocurrió la idea de que podía tener alguna empresa dedicada a deshilachar la carne de esta ave para atender a cadenas de restaurantes.
Sin embargo, los avatares del estudio lo distrajeron de lo que iba delineando en su mente como una meta. Empezó a trabajar, y le iba tan bien, que fue convocado para formar parte del grupo de economistas que asesoraba, en 2011, a un candidato presidencial: Pedro Pablo Kuczynski.
Hasta que apareció la oportunidad: un concurso de innovación empresarial en su universidad que premiaba al ganador con parte del financiamiento.
GANAR Y ATERRIZAR
Flavio no lo pensó mucho, postuló y ganó. Entonces decidió dejar su empleo y comenzó a hacer realidad su idea de negocio. “Fue difícil”, recuerda. El primer problema que enfrentó fue el proceso para deshilachar.
Su padre lo apoyó. Él es un ingeniero de la UNI que lo ayudó a diseñar una máquina que, en solo un minuto, convierte tres kilos de pollo en delgadas hebras. El siguiente paso era asegurar la duración del producto.
Fue así que implementó el empacado al vacío, proceso que, sin ningún aditamento, logra que la carne se conserve por un lapso de tres meses.
YA ES UNA EMPRESA
Desde marzo último, Flavio tiene el taller de Deshilachados, en el que les da empleo a ocho personas. Él mismo se encarga de la comercialización y distribución en panaderías y bodegas en el distrito de San Borja.
Planea llegar a negocios similares en Surco y San Isidro hasta fin de año. Su mayor satisfacción es que sus profesores de la universidad se han convertido en sus clientes.
“Ser emprendedor es duro, pero me da gusto que lo que he creado tenga acogida”, manifiesta. Carritos sangucheros Sur de Ica, Módulos metálicos y equipamiento gastronómico.

jueves, 14 de mayo de 2015

HISTORIA DE EXITO: EL SABOR DE SUPER WIN

   Son las 7 de la noche en la urbanización La Merced, a Sergio, se le antoja una hamburguesa, me propone ir en busca de una, en aquel local donde iba en su etapa universitaria. Llegamos al lugar y me detengo viendo en la pared la foto de mi cantante favorito de la adolescencia, además de reinas Trujillanas, deportistas, lugares turísticos de la ciudad, etc.
Mientras esperamos el pedido, veo entrar a jóvenes universitarios dispuestos a saborear al igual que nosotros, una hamburguesa ganadora.
¿Qué es lo que le motivó a iniciar su propio negocio y desde hace cuánto tiempo?
La razón que me motivó a desempeñarme en el campo  independiente, fue el haber experimentado una labor de dependiente durante  24 años en el banco de crédito. Cuando hubo reducción de personal en el año 2000, conocí a un amigo que laboraba en este tipo de negocios, y decidí trabajar con él algún tiempo, luego continué yo solo.
¿A qué se debe el nombre de Win?
La iniciativa se dio de una conjunción de palabra  Win, mi nombre es: Edwin y algunos amigos en mi centro de trabajo me decían Win, después relacioné la palabra win con winner, que significa ganador. El nombre me pareció atractivo, un nombre corto y fácil de retener.
¿Cómo fue evolucionando el negocio?
La primera fase fue en el 2001, en la Av. Los Incas, ahí alquilé un local e inicié con la venta de sanguches y pollos a la brasa. Luego de persistir un año  y viendo la situación, tuve la idea de colocar un carrito sanguchero en la berma de la Av. Húsares de Junín, esa fue la segunda fase, entonces, trabajé en  paralelo en los dos negocios. Hacía uso de mi bicicleta para movilizarme y así controlar los dos lugares. Pasado un mes di cuenta que tenía más clientela en el carrito sanguchero que en el local de los Incas, es por eso que decidí quedarme en la Av. Húsares, posteriormente abrí un local en el que puse 3 carritos sangucheros. En este local actual tengo 4 carritos, 7 empleados y 13 cremas para satisfacer al cliente: mayonesa, mostaza, kétchup, aceituna, pimentón, tártara, golf, ají, huacatay, salsa tropical, salsa rusa, salsa win y tabasco.
¿Cuál cree usted que es el secreto del éxito?
Se tiene que ser perseverante para llegar a conseguir algo, aunque en el camino se cometen errores. Por más pequeño que sea el espacio,  así sea de un metro cuadrado, hay que quererlo, ponerle creatividad, mostrar al cliente un buen producto, que sea de su agrado y aceptación. Hay palabras mágicas que siempre utilizamos: por favor, gracias, sírvase, enseguida, no se dice un ratito. Para obtener la fidelidad del cliente hay que  tratarlo  con cordialidad, amabilidad y humildad.
Sanguchería Super Win Av. Húsares de Junín, Urb. La Merced
La historia detrás de una hamburguesa ganadora
Son las 7 de la noche en la urbanización La Merced, a Sergio, se le antoja una hamburguesa, me propone ir en busca de una, en aquel local donde iba en su etapa universitaria. Llegamos al lugar y me detengo viendo en la pared la foto de mi cantante favorito de la adolescencia, además de reinas Trujillanas, deportistas, lugares turísticos de la ciudad, etc. Mientras esperamos el pedido, veo entrar a jóvenes universitarios dispuestos a saborear al igual que nosotros, una hamburguesa ganadora.
¿Qué es lo que le motivó a iniciar su propio negocio y desde hace cuánto tiempo?
La razón que me motivó a desempeñarme en el campo  independiente, fue el haber experimentado una labor de dependiente durante  24 años en el banco de crédito. Cuando hubo reducción de personal en el año 2000, conocí a un amigo que laboraba en este tipo de negocios, y decidí trabajar con él algún tiempo, luego continué yo solo.
¿A qué se debe el nombre de Win?
La iniciativa se dio de una conjunción de palabra  Win, mi nombre es: Edwin y algunos amigos en mi centro de trabajo me decían Win, después relacioné la palabra win con winner, que significa ganador. El nombre me pareció atractivo, un nombre corto y fácil de retener.
¿Cómo fue evolucionando el negocio?
La primera fase fue en el 2001, en la Av. Los Incas, ahí alquilé un local e inicié con la venta de sanguches y pollos a la brasa. Luego de persistir un año  y viendo la situación, tuve la idea de colocar un carrito sanguchero en la berma de la Av. Húsares de Junín, esa fue la segunda fase, entonces, trabajé en  paralelo en los dos negocios. Hacía uso de mi bicicleta para movilizarme y así controlar los dos lugares. Pasado un mes di cuenta que tenía más clientela en el carrito sanguchero que en el local de los Incas, es por eso que decidí quedarme en la Av. Húsares, posteriormente abrí un local en el que puse 3 carritos sangucheros. En este local actual tengo 4 carritos, 7 empleados y 13 cremas para satisfacer al cliente: mayonesa, mostaza, kétchup, aceituna, pimentón, tártara, golf, ají, huacatay, salsa tropical, salsa rusa, salsa win y tabasco.
¿Cuál cree usted que es el secreto del éxito?
Se tiene que ser perseverante para llegar a conseguir algo, aunque en el camino se cometen errores. Por más pequeño que sea el espacio,  así sea de un metro cuadrado, hay que quererlo, ponerle creatividad, mostrar al cliente un buen producto, que sea de su agrado y aceptación. Hay palabras mágicas que siempre utilizamos: por favor, gracias, sírvase, enseguida, no se dice un ratito. Para obtener la fidelidad del cliente hay que  tratarlo  con cordialidad, amabilidad y humildad.
Sanguchería Super Win Av. Húsares de Junín, Urb. La Merced. 
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